Global – Uno de los errores más comunes de los fundadores, freelancers y emprendedores que venden servicios es cobrar desde la inseguridad en vez del valor.
Ponen precios “seguros”, comparan con lo que hacen los demás o buscan agradar… y terminan atrapados en negocios que no escalan, que los desgastan o que apenas sobreviven.
En Parafundadores.com, te mostramos cómo fijar precios estratégicamente, con criterio profesional y sin miedo, para construir un negocio rentable y sostenible desde el día 1.
1. Tu precio no se define por lo que “crees” que vales, sino por el problema que resuelves
Los clientes no te pagan por tu tiempo. Te pagan por el resultado, por el alivio, por el cambio.
Y mientras tú piensas: “Cobro poco porque estoy empezando”, ellos piensan:
“¿Esto soluciona mi problema? ¿Vale la pena para mí?”
Claves para salir del pricing emocional:
- No cobres por lo que te cuesta a ti, sino por lo que le cuesta no resolverlo al cliente.
- Deja de pensar en ti y empieza a pensar en cuánto valor generas.
“Tu cliente no compra tu esfuerzo, compra su resultado.” – regla de oro del pricing estratégico.
2. No pongas precios mirando al costado (salvo para diferenciarte)
Comparar precios con la competencia puede darte una idea del mercado, pero no puede ser tu guía principal.
¿Por qué?
- No sabes sus márgenes.
- No sabes qué entregan realmente.
- No sabes si están ganando… o sobreviviendo igual que tú.
Tu precio debe surgir de:
- El resultado que ofreces.
- Tu posicionamiento.
- La claridad y calidad de tu sistema de entrega.
Ejemplo: dos diseñadores ofrecen logos. Uno cobra 100 €, otro 1.000 €.
¿Quién vende mejor? El que enmarca su proceso como una transformación de marca, no como “te hago un logo”.
3. Si nadie te dice “es caro”, estás cobrando mal
Esto duele, pero es real. Si todos aceptan tu precio sin pensarlo, probablemente:
- Estás muy por debajo de lo que podrías cobrar.
- Estás atrayendo clientes por precio, no por valor.
- Estás perdiendo margen… y motivación.
No se trata de ahuyentar. Se trata de diferenciar.
Un negocio sano necesita que algunos digan no, para que los que dicen sí sean los correctos.
4. Haz de tu precio una parte de tu marketing
Un buen precio posiciona tu oferta automáticamente:
- Lo barato se percibe como riesgo.
- Lo premium se percibe como autoridad (si lo respaldas con claridad).
- Lo intermedio se vuelve invisible si no se destaca por propuesta o resultados.
Tu precio comunica tu categoría.
Y como fundador, tú eliges si compites por ser el más accesible… o el más valioso.
5. Cómo definir tu precio mínimo viable
Aquí va una fórmula realista para servicios:
Precio mínimo = (Ingreso mensual deseado + gastos mensuales) ÷ horas facturables del mes
Ejemplo:
- Quieres ganar 2.000 €/mes.
- Tus gastos (software, herramientas, etc.) son 500 €.
- Puedes trabajar 80 horas facturables/mes.
Precio mínimo/hora = (2.000 + 500) ÷ 80 = 31,25 €/h
Pero esto es solo el punto de partida. Ahora súmale:
- Tu especialización.
- El resultado concreto que entregas.
- El nivel del cliente al que apuntas.
Conclusión
Poner precios no es un tema emocional. Es un tema estratégico.
Los fundadores que crecen:
- No venden horas: venden resultados.
- No cobran por inseguridad: cobran por transformación.
- No se posicionan como los más baratos: se posicionan como los más valiosos.
¿El resultado? Clientes más comprometidos, mejores márgenes y negocios que no se desmoronan cuando llega una crisis.
Tu precio no es un número al azar.
Es una declaración: esto es lo que vale lo que hago.
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